Semblanza del Siervo de Dios, Ismael Perdomo, en proceso de beatificación
Se destacó como una figura importante para la iglesia arquidiocesana de Bogotá ya que su labor pastoral fue ejercida en los momentos de mayor agitación política de la nación; determinada por la caída de la hegemonía del partido conservador colombiano para dar paso a los regímenes liberales. Ante estas circunstancias coyunturales, monseñor Perdomo, mostró un rostro diferente de la iglesia, con una participación llena de sabiduría, prudencia y de servicio, en este contexto político del país.
Desde niño manifestó un profundo amor, admiración y devoción por la madre del cielo, la Virgen María. Fue un hombre sencillo toda la vida, acogió siempre a los pobres y los ayudó. En su adolescencia brilló por su disciplina y dedicación en sus estudios. También, por ser caritativo, practicante todo el tiempo de las virtudes humanas, con una esperanza absoluta en Dios y en el cielo.
Seminario Mayor, fundado hace 70 años
Se constituyó en el impulsor y gestor de la construcción del Seminario Mayor de Bogotá entre el año 1946-1948. Esta construcción fue concebida como el corazón de la Arquidiócesis, como un centro de acogida para el clero, la casa de todos y en un contexto amplio de formación permanente para los sacerdotes. El pasado 19 de marzo de 2016, se conmemoró los 70 años de fundación de este seminario.
La obra mayor, su propia vida
El siervo de Dios, después de cursar estudios en Bogotá y en Roma, fue nombrado obispo de Ibagué en 1903. Luego fue arzobispo titular de Bogotá en 1928. Al recorrer la ciudad capital se pueden encontrar múltiples obras culturales, sociales, instituciones, obras evangelizadoras y de caridad pastoral iniciadas por él.
Falleció el 3 de junio de 1950 en Bogotá y fue sepultado según su voluntad en la Capilla de La Inmaculada Concepción de la Catedral Primada de Colombia.
Fue reconocido como Siervo de Dios por El Vaticano y el proceso para la causa de su beatificación fue admitido por la Congregación para las Causas de los Santos el 15 de noviembre de 1966. La fama de su santidad y su misericordia es firme dentro del clero de Bogotá. Los laicos se pueden unir a la causa de su beatificación con sus oraciones y ofrecimientos para pedir al Señor por un santo más para Colombia.