Javier de Nicoló, dio la vida por sus amigos de la calle…
Entre aplausos, calles de honor, rosas, pañuelos y camisetas blancas en la Catedral Primada de Colombia, se llevó a cabo el último adiós al padre Javier de Nicoló.
La liturgia de las exequias estuvo acompañada por niños, adolescentes, seguidores y quienes vivieron de cerca la vida y obra del padre Javier. En medio de un ambiente de respeto, tristeza, admiración y semblanza por su trabajo a favor de los más desprotegidos en nuestro país, se dijo a una sola voz: “Gracias”. Fueron más de 50 años de sacrificios, entrega, amor y donación de sí mismo hacia los demás. Falleció a sus 87 años de edad.
De Italia a Colombia
Entre niño y adolescente, Javier de Nicoló, vivió las consecuencias de la guerra en Europa ya que nació en Bari, región situada sobre la costa adriática italiana. Como estudiante del colegio salesiano conoció la pedagogía de don Bosco, compartió su carisma educativo al servicio de los jóvenes más pobres y abandonados; y decidió hacerse hijo de don Bosco, meta alcanzada en Nápoles, mediante la profesión religiosa.
Apasionado por la aventura misionera optó por dejar su patria y venir a Colombia. En octubre de 1948 Javier de Nicoló desembarcó en el puerto de Buenaventura, con tan solo 21 años de edad.Se ordenó como sacerdote el 28 de octubre de 1958 y experimentó la ejecución de proyectos orientados a la creación y marcha de escuelas en los barrios más pobres de Bucaramanga y Barranquilla. Luego se trasladó a Bogotá, donde creó la Fundación Servicio Juvenil y más adelante en el año 1967 con la ayuda del alcalde Carlos Albán Holguín, creó el Instituto Distrital para la protección de la niñez y juventud (IDIPRÓN). El padre Javier fue director por más de 40 años de este instituto, con exitosos resultados pedagógicos que le merecieron múltiples reconocimientos nacionales e internacionales.
Publicaciones
Con el apoyo de Unicef, la experiencia pedagógica del padre Javier quedó recogida en dos importantes publicaciones: el libro “Musarañas” (1981), muy conocido a nivel de educación especial, como primera versión de un método educativo para niños de la calle, aplicado en muchas ciudades de América Latina. Y en el año 2001, el libro “El niño de la calle ¿qué hacer?”, en esta obra se recopila la historia del programa de atención para niños y jóvenes habitantes de calle y se profundizan las metodologías pedagógicas y terapéuticas empleadas para atender los problemas callejeros. Este libro fue galardonado en Washington, el 25 de octubre de 2001, y el padre Nicoló recibió el premio “ Ivy Humanitarian prize”- toda una vida de logros humanitarios. Creado para fortalecer y distinguir a las personas que hacen grandes contribuciones al bienestar de los niños en América.
Un inmenso corazón
El próximo 29 de abril el padre Javier cumpliría 88 años de edad. Había perdido la cuenta de los niños y jóvenes a quienes rescató de las calles, de las drogas y del delito. Fiel discípulo de Jesús y de don Bosco, Javier de Nicoló dio la vida por sus amigos de la calle. “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn. 15,13). Así lo cumplió.
Sin duda millares de niños y jóvenes en Colombia y en el mundo conocieron al padre Javier. Millares dieron el paso de la suciedad de las calles a la dignidad de un albergue transformante. Millares encontraron un puesto digno en el mundo. Hoy, en Bogotá, Nemocón, Santa Marta, Barranquilla, Medellín, Cali, Buenaventura, Tumaco y otras ciudades del país, los hijos e hijas de “papá Javier” seguirán elevando plegarias y cánticos al Señor, agradeciendo su vida y obra.
Lo invitamos a escuchar la Homilía del señor cardenal Rubén Salazar Gómez: