El compromiso sacerdotal es para toda la vida
El tema estuvo acompañado de realidades de la cultura moral, relativismo y en el mundo adverso en el que se vive, ya que son cuestionados, por ejemplo, los compromisos que son para toda la vida, como los matrimoniales y, por supuesto, los sacerdotales y se invita, por el contrario, a creer más en los compromisos temporales, los que pueden convertirse en reversibles y en los que se puede dar marcha atrás, sin medir las consecuencias.
Invitó el Cardenal a los presbíteros a pensar cómo desde su propia ordenación como representantes de Cristo aquí en la tierra han vivido su compromiso sacerdotal, si se han dejado caer en la rutina de lo cotidiano, en su labor con la comunidad y la celebración de los sacramentos, y si de repente no se ha convertido esto en un círculo vicioso y se está perdiendo poco a poco el sentido de la propia existencia y decisión de vida.
Dejarse sorprender por la novedad de Dios
Palabras que invitaron a tomar conciencia de ese compromiso sacerdotal que está llamado a ser para toda la vida. El presbítero, un servidor de la Iglesia para el mundo, dando un sentido absoluto de toda la existencia, a través de la esperanza, de dejarse sorprender todos los días con la novedad de Dios.
“Esperanza para fortalecernos en esta vida sacerdotal, luchar y caminar juntos, rompiendo cualquier adversidad que se pueda presentar, fragmentando cadenas de rutinas y círculos viciosos y llenándonos de fuerza, creyendo siempre que Dios está con nosotros y es la esperanza viva”. Enfatizó el Señor Cardenal.
A continuación, reflexión completa del señor cardenal Rubén Salazar Gómez: