Corona de Adviento - cuarto domingo
1. Invocación inicial
La misma del primer domingo
2. Lectura del evangelio
Del evangelio según san Lucas (1, 41-42a.45)
Apenas oyó Isabel el saludo de María, se estremeció la criatura que llevaba Isabel en el vientre y ella se llenó del Espíritu Santo y exclamó en voz alta: «¡Dichosa eres tú, que creíste que se cumplirá lo que el Señor te anunció!». Palabra del Señor.
3. Reflexión
La salvación que Dios nos ofrece se va dando en la vida cotidiana: así como nos relacionamos las personas, Dios se sirve de las palabras y del lenguaje humano. En la escena de la Visitación, el saludo de María contagia de alegría salvífica, su presencia es causa de gozo, en ella se puede contemplar el modelo de quien confía en la palabra del Señor. María, la creyente, irradia con tal certeza la fe, que pone a su entorno en sintonía con el Espíritu.
4. Oración para el momento de encender el cuarto cirio
En seguida, mientras se enciende el cuarto cirio, se dice la siguiente oración:
Señor Jesús: al encender este cuarto cirio pensamos en María, tu madre. Nadie te esperó con mayor anhelo, ninguno te recibió con más alegría. Desde una profunda actitud de fe ella nos hace entrar en ámbito del Espíritu que destierra tristezas y disipa temores. Por la gracia del Adviento concédenos asumir tu palabra como forma de vida para evangelizar nuestro mundo a partir de la alegría de creer. ¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!
5. Oración conclusiva
Para finalizar todos repiten:
Jesús, ven en medio de nosotros.
Te esperamos para que compartas con nosotros tu luz, tu paz, tu vida.
Amén.