Corona de Adviento - cuarto domingo
IVo. DOMINGO
1. Invocación inicial
Lo mismo que el primer domingo
2. Lectura del evangelio
Luego alguno de los presentes hace la lectura del evangelio.
Del evangelio según san Mateo (1, 20a-21)
Un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en tomar por esposa a María, porque el hijo que espera lo concibió por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo varón, y debes ponerle el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Palabra del Señor.
3. Reflexión
Puede suceder que por estar pendientes de señales extraordinarias no nos demos cuenta de la proximidad de Dios y de su actuar en la historia personal de todo ser humano. Precisamente en la Navidad celebramos el misterio de la encarnación, el acontecimiento por el que Dios asume una naturaleza como la nuestra. La encarnación inaugura una situación de convivencia de Dios con cada hombre y mujer para llevarnos a todos a la comunión con Dios. El misterio de la encarnación es el admirable intercambio que nos salva, pues al hacerse hombre el Hijo de Dios, nos abre el camino de la inmortalidad a nosotros que somos hijos de hombre.
4. Oración
En seguida, mientras se enciende el cuarto cirio, se dice la siguiente oración:
Señor, al encender este cuarto cirio en el último domingo de Adviento, pensamos en María, tu madre. Nadie te esperó con más anhelo, con mayor ternura, con mayor amor. Ninguno te ha recibido con más alegría. Dentro de sus entrañas creciste como el grano de trigo dentro de la tierra fecunda. Sus brazos fueron para ti la más hermosa cuna. También nosotros queremos recibirte así: en la fe, en el amor y reconocerte como Tú estás realizando tu salvación en nuestro diario vivir. ¡Ven, no tardes más, Señor! ¡Señor, ven a salvarnos!
5. Conclusión
Para finalizar todos repiten:
Jesús, ven en medio de nosotros.
Nosotros queremos preparar tu venida.
Nosotros te queremos recibir.
Nosotros esperamos que nos traigas tu luz, tu paz y tu amor. AMÉN.