Pasar al contenido principal

26-jul.-2025, sábado de la 16.ª semana del T. O.

San Joaquín y santa Ana

Embellecido amanecer y linda mañana que nos regalas, Señor, para que sintamos tu presencia en nuestras vidas. 

Para finalizar la semana, hoy nos regalas una memoria muy hermosa en los santos Joaquín y Ana, tus adorables abuelos, y en ellos la de nuestros abuelos a los cuales también elogiamos en este día. Gracias porque los conviertes en nuestros amigos, confidentes y grandes consejeros que nos han ayudado a crecer para la vida; por su ternura y generosidad, ya que no se reservan en nada con sus nietos. Ellos son nuestros grandes amigos, nuestros guías y apoyo en cada instante de nuestras vidas; sufren con nosotros en nuestras tristezas, se alegran con nuestros triunfos y alegrías y están en cada momento de nuestras vidas. Gracias, Señor, por nuestros “ALCABUELOS”; consérvalos en salud y bienestar y no permitas que cambien su tierno, amoroso y generoso corazón. 

Como San Joaquín y Santa Ana, que ellos nos enseñen a hacer nuestra tu Palabra, a educar como a María, en la docilidad y en la respuesta generosa a la voluntad Divina. Te pedimos, Señor, que nos infundas la sabiduría de los padres; que los valoremos como verdaderas fuentes de sabiduría y tesoros del saber; que como hijos y nietos valoremos la sabiduría y los sabios consejos de aquellos aprendieron en la universidad de la vida y la fe a través del altarcito de la abuela y en la habitación y la pequeña lucecita con la que alumbra y pide por sus hijos y nietos. 

Gracias por la palabra que nos diriges. Tú plantas en nuestros corazones la buena semilla de tu palabra y la riegas con tu gracia. Te pedimos que el buen terreno de nuestros corazones sea receptivo para cada palabra que tú nos diriges en el evangelio, en los acontecimientos de la vida, en cada hermano que encontramos. Ayúdanos a dar buena y rica cosecha de integridad, compasión y amor a ejemplo tuyo, el Buen Sembrador. Que San Joaquín y Santa Ana intercedan por nosotros. Amén.

ORACIÓN POR LOS ABUELITOS 

que se sientan felices de haber recorrido parte del camino, sostenidos siempre por tu mano que fue misericordia y providencia en su destino de cabellos de plata y corazón de oro, de mirada llena de bondad y palabras colmadas de sabiduría, de silencios que hablan de prudencia y cientos de consejos para no errar en el camino.

Abuelos que son padres, con amor que redobla en entrega que es otra vez abrazo, cuidado y excesivo cariño, abrazos y mimos que nunca faltan en aquellos que hoy, son sus elegidos: nietos que buscan sin medidas esos tiempos refugiados en sus cariños.

¡Quién como ellos para hablar de amor desinteresado que es sostén y es abrigo!

Hoy, Señor, te pido por sus corazones, su salud y todos sus caminos. restablece sus cuerpos enfermos, dales salud y largos años entre sus hijos; fortalece sus almas y dales tu gracia y bendición para que disfruten de sus años en familia. Cólmalos de alegrías siempre nuevas y sana aquellas heridas del corazón, que con el paso de los años han quedado como huellas del tiempo en sus recuerdos.

Danos a nosotros la gracia de amarlos también sin medida, de entender sus silencios, sus “caprichos” y “vueltas”. Que nunca falte nuestro corazón agradecido. Que nuestras manos se conviertan en sostén, caricia y también abrigo. Que nunca sientan la soledad mientras tengan sus hijos, más descubran que el amor que han dado hoy es tesoro que sus hijos guardan como herencia aquí y en cielo. que el amor no les falte, tu bendición y cariños. Que se sientan felices de haber recorrido parte del camino, sostenidos siempre por tu mano que fue misericordia y providencia en su destino.

Abrázalos, Padre Dios, y hazlos sentir felices, fuertes y llenos de tu amor divino, y a nosotros danos vida y amor para retribuirles, de alguna manera, tanta vida, y tanto amor que nos han dejado marcado a fuego en nuestros corazones como sostén e incondicional ayuda en este camino.

Bendice hoy, Señor, a todos los abuelos. Amén.

PALABRA DEL PAPA

Una de las parábolas que narra Jesús acerca del crecimiento del reino de Dios en la tierra, nos permite descubrir con mucho realismo el carácter de lucha que entraña el Reino a causa de la presencia y la acción de un «enemigo» que «siembra cizaña (gramínea) en medio del grano». Dice Jesús que cuando «brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña». Los siervos del amo del campo querrían arrancarla, pero éste no se lo permite, «no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. (…) Esta parábola explica la coexistencia y, con frecuencia, el entrelazamiento del bien y del mal en el mundo, en nuestra vida y en la misma historia de la Iglesia. Jesús nos enseña a ver las cosas con realismo cristiano y a afrontar cada problema con claridad de principios, pero también con prudencia y paciencia. (San Juan Pablo II – Audiencia general, 25 de septiembre de 1991)

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.