“Ser catequista no es tanto saber el catecismo, ser catequista es vivir a Jesucristo en el corazón”
A continuación les compartimos apartes de su mensaje.
El catequista tiene un papel fundamentalmente importante en la vida de la Iglesia, sino hubieran catequistas en la Iglesia se podría afirmar que no se podría transmitir la Fe, no habría crecimiento en la fe y no se tendría una iglesia viva y dinámica, tarea que el Señor le ha encomendado.
Esa tarea que repetíamos todos juntos: primero salir, segundo acompañar y tercero fermentar ¿para qué? para adherirnos a Jesucristo y ¿en Jesucristo? ser sal de la tierra y luz del mundo, todo esto será posible si hay catequistas.
La figura del catequista en la Iglesia tiene una importancia central, el obispo, el sacerdote, el diácono, el religioso, el laico, cada uno tiene que ser fundamentalmente un catequista, que significa acompañar los procesos de fe, acompañar a las personas para que ellas vayan haciendo ese camino de encuentro con el Señor Jesucristo.
Hoy durante toda la mañana van a estar reflexionando sobre el texto de los discípulos de Emaús, muy importante en el Plan de Evangelización, que tiene que ser nuestro itinerario de fe y el cual tiene que ser nuestro caminar como discípulos del Señor para el encuentro total con Jesucristo.
Como catequistas es importante tomar conciencia que son prácticamente esa persona de Jesucristo que aparece en un momento dado en el caminar de los discípulos, se hace compañero de camino y les va abriendo los ojos poco a poco para que descubran al Señor y para que de esa manera puedan también encontrar su misión al interior de la Iglesia. Se nace como los discípulos de Emaús al proclamar la presencia de Cristo Resucitado.
Fíjense ustedes lo grande que he dicho: El catequista es como la persona de Jesucristo que en un momento dado se acerca a unas personas que van caminando para poco a poco llevarlas al descubrimiento completo de la persona misma de Jesucristo y por lo tanto llevarlas a la adhesión plena al Señor; y en esa adhesión plena descubrir la misión fundamental que se tiene al interior de la Iglesia.
Ustedes representan al Señor Jesucristo como compañero de viaje, como aquel que poco a poco abre los ojos, explica las escrituras, lleva a la fracción de pan, y les conduce a que los ojos se abran definitivamente y la persona pueda descubrir al Señor, adherirse plenamente a Él, pueda ser misionero, salir, acompañar, fermentar con la fuerza del evangelio para que el mundo en el que vivimos sea un mundo mejor, el mundo que Dios quiere solidario y en paz.
Ser catequista no es tanto saber el catecismo, ser catequista es vivir a Jesucristo en el corazón, ser catequista es haberse adherido plenamente a Cristo nuestro Señor, y por lo tanto vivir la vida de Cristo en la vida de todos los días.
El catequista tiene que ser primero, discípulo misionero del Señor Jesucristo y como discípulo hacer permanentemente el mismo el caminar que hicieron los discípulos de Emaús, atento a la Palabra de Dios, misterio insondable de un Dios que se hace hombre que camina con nosotros, que nos reúne para enviarnos a catequizar, a ser testigos suyos, cada uno tiene que vivir esta realidad, si nuestra vida cristiana está estancada, quieta, es una vida tibia de indiferencia, de incoherencia, con hipocresía, vida doble, todo esto es incompatible con ser catequista.
Representarlo a Él en el camino de aquellas personas que nos encomienda, implica un proceso permanente de adhesión a Jesucristo.
Al finalizar su mensaje, explicación del sentido y la misión de ser catequista, el cardenal Rubén Salazar Gómez, agradeció una vez más a los catequistas por su servicio de anunciar el evangelio:
Yo quiero agradecerles de todo corazón el servicio que prestan a la Iglesia, es un servicio repito esencialmente importante, insustituible, sino hubieran catequistas en la Iglesia no podríamos verdaderamente transmitir la fe, por eso el catequista debe descubrir su tarea y servicio, convencido de su misión, vivirlo con plena responsabilidad, vivirlo con plena intensidad, vivirlo como el Señor quiere es decir en una unión total, profunda e incondicional con Cristo nuestro Señor y en una entrega generosa y permanente de testimonio para con las personas que el Señor les encomienda, felicitaciones en su día.
¡Siéntanse hoy muy orgullosos, felices e importantes porque son catequistas, bendecidos por el Señor porque al interior de la Iglesia les ha confiado una tarea muy especial, siéntanse felices de ser catequistas!.
Vea intervención del cardenal Rubén Salazar Gómez, en el día del catequista: