Novena de Navidad 2020
Una pandemia de proporciones inimaginables se abatió sobre el mundo y puso en evidencia la fragilidad de muchas de las seguridades sobre las que edificamos nuestra existencia. A las muertes y los contagios ha seguido una crisis social y económica cuyas consecuencias son todavía difíciles de calcular. Si bien es cierto, el mundo comienza a recibir con ilusión las noticias de diversas vacunas que prontamente comenzarán a ser aplicadas, se prevé un 2021 difícil y exigente si se quiere que se dé una recuperación sostenida y capaz de alcanzar a tantas y tantas personas que han sido severamente golpeadas por la crisis.
Es en medio de estas circunstancias que vamos a celebrar este año la Navidad.
Algunos piensan que no tiene sentido. Sin embargo, como creyentes, sabemos que el Señor va a irrumpir con la inagotable novedad
de su presencia en medio de nosotros. Sabemos que la celebración anual de los misterios de Cristo no es simplemente el recuerdo de hechos sucedidos en un pasado remoto; sabemos que en el hoy de la liturgia los hechos salvíficos que conmemoramos se actualizan, es decir, se hacen realmente presentes y actuantes en nuestra vida.
Cristo nacerá en nuestros corazones porque Él es el Emmanuel, el Dios con nosotros que nunca nos abandona y que nos abre siempre caminos de esperanza en medio de la oscuridad del sufrimiento y del dolor. El Señor viene para consolarnos, para fortalecernos y recordarnos que, al final, habrá cielos nuevos y tierra nueva en los que no habrá más llanto, ni más luto, ni más muerte. Esta esperanza nos mueve a seguir adelante, a no dejarnos adormecer por la tristeza, a sacar provecho de los aprendizajes que hemos hecho durante estos meses, a centrar nuestras vidas en los valores superiores que hemos redescubierto a lo largo de la crisis: Dios, la familia, la solidaridad, etc.
En este contexto invito a todos los feligreses de la arquidiócesis de Bogotá a vivir intensamente el Adviento y la novena que nos ayudan a disponernos interiormente para la celebración fructuosa de la Navidad. Particularmente la celebración de la novena en las casas será una oportunidad para prolongar lo vivido este año: que la familia es una pequeña iglesia en la que podemos orar y bendecir al Señor. Por ello, entrego con agrado esta novena de Navidad a las familias y comunidades parroquiales de la Arquidiócesis.
El tema, desarrollado en sus consideraciones, pretende poner en nuestros corazones el ritmo de la esperanza para que esta Navidad sea vivida con gozo sereno y nos impulse a acoger la presencia salvadora del Señor, de tal manera que seamos misioneros de la esperanza y el amor en medio de los tiempos actuales, especialmente mediante el servicio a los que sufren y a los marginados. Con mi bendición y saludo navideño anticipado,
+ Luis José Rueda Aparicio
Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia
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