Pasar al contenido principal

7-abr.-2025, lunes de la 5.ª semana de Cuaresma

Que como Susana confiemos plenamente en que tú no nos abandones y como la mujer pecadora podamos sentirnos consolados en nuestras dificultades y desesperanzas.

Al inicio de esta semana que nos regalas, Señor, queremos darte gracias porque llenas nuestros corazones de optimismo de alegría y de deseos de hacer las cosas según tu querer y la voluntad del Padre celestial. 

Hoy nos llenamos de ilusiones, de esperanzas y de fe puesta en Ti. Permítenos en este día iniciar nuestra jornada bendiciéndote a ti y poniendo en tus manos todas nuestras actividades. Danos palabras de sabiduría para poder transmitirlas a nuestros hermanos, manos disponibles para ayudar a levantar al caído y fortaleza en nuestros pies para ir al encuentro del que lo necesita. 

En la palabra que nos diriges hoy encontramos verdaderos caminos de misericordia y de amor o de mentira y engaño. No permitas por ningún motivo que caigamos en la mentira o en el engaño y permite que todo lo que hagamos sea para hablar bien de todos, pensar bien de todos y hacer el bien a todos. Que como Susana confiemos plenamente en que tú no nos abandones y como la mujer pecadora podamos sentirnos consolados en nuestras dificultades y desesperanzas. Gracias, Señor, por el camino que iniciamos y el bien que ansiaremos porque Tu inspiras nuestras palabras y nuestros pensamientos. Que seamos luz para nuestros hermanos, como Tú eres Luz que nos ilumina. Amén. 

Feliz y santo inicio de semana. Con optimismo y alegría y deseos de hacer el bien. Productivo lunes. 

Meditación del Papa Francisco

La coherencia de vida nos aleja de la mundanidad espiritual. Tú finges ser así, pero vives de otra forma. Es la mundanidad que se introduce en el espíritu humano y poco a poco va tomando posesión de él: es difícil identificarla desde el comienzo porque es como la polilla que lentamente destruye, carcome la tela y luego esa tela es inutilizable. Así el hombre que se deja llevar por la mundanidad pierde la identidad cristiana, la arruina, llegando a ser incapaz de coherencia.

En efecto está quien dice: «Oh, yo soy muy católico, padre, voy a misa todos los domingos, soy muy católico»; luego, sin embargo, en la vida cotidiana o en el trabajo es incapaz de ser coherente. Así, por ejemplo, cede ante el discurso de quien le propone: «Si me compras esto, hacemos este acuerdo y tú te quedas con una suma de dinero».

Esto no es coherencia de vida, esto es mundanidad. Y es precisamente la mundanidad la que conduce a la doble vida, la que es apariencia y la que es verdadera, y te aleja de Dios y destruye tu identidad cristiana. Por esto Jesús es tan fuerte cuando pide al Padre: Padre, no te pido que los quites del mundo, sino que los salves, que no tengan el espíritu mundano, es decir ese espíritu que destruye la identidad ¡cristiana! (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de noviembre de 2015, en Santa Marta).

Autor:
José Hernando Gómez Ojeda, pbro.